Todas las noches, desde hace algunos años, pasan en algunos canales de la televisión peruana publicidad de una "iglesia" llamada "Pare de Sufrir". Publicidades en las que siempre aparece un tipo anunciando el Reino de los Cielos hablando un español con acento brasileño.
Yo siempre cambiaba de canal cuando veía esa publicidad. Una cosa era ser religioso y otra cosa totalmente diferente era ser fanático. No me interesaba para nada que unos payasos de una secta me vengan a vender o Reino de Deus de esa manera.
Hace algunas semanas, salió un reportaje del diario El Comercio donde se ponía al descubierto las estafas que los pastores de esa secta hacían para sacarle plata a los incautos fanáticos cegados por las ansias de salvación y buena suerte. Así como lo leen, la buena suerte. Como Dios es grande, tu diezmo o aporte también debe ser grande. Tu aporte será para que tu mala suerte salga de esta vida.
Yo pensaba que este tipo de prácticas ya habían desaparecido de los ámbitos religiosos. Yo pensaba que estas mentiras habían terminado hace muchos siglos atrás, cuando la Iglesia vendía la salvación a los fieles a través de una de las antiguas, pero famosas, bulas papales como la que inició el Papa León X en 1517, en la que se vendía indulgencias para recaudar dinero destino a la reconstrucción de la Basílica de San Pedro. O sea, la gente podía pecar todo lo que quería y tener asegurado el perdón divino porque pagó su reserva de su pedacito de cielo para cuando deje esta vida.
¡Qué tan ignorante puede ser la gente! ¡Y qué tan pendejos pueden ser quienes se aprovechan de los necesitados! ¿Desde cuándo se puede comprar el acceso al cielo? ¡Por favor! La Iglesia era muy poderosa en la Edad Media. Los Estados Pontificios tenían una estructura política, social, económica y militar como cualquier país de esa época. Su influencia era tan grande que todos los reyes antiguos deseaban tener a la Iglesia como aliada para poder llevar a cabo sus empresas de conquista del Nuevo Mundo.
Sin embargo, a pesar de que han pasado varios siglos, este tipo de prácticas aún se pueden encontrar en la actualidad como en el caso de la secta en cuestión. Los fieles (o debería decir personas ignorantes) son forzados a entregar dinero y bienes [1] [2] para que "Dios haga sus milagros en ellos"; de lo contrario, recibirían el castigo divino.
Los únicos que paran de sufrir son los dizque pastores que ni son brasileños sino peruanos mazamorreros que fingen su acento y que se enriquecen vendiendo falsos objetos milagrosos y falsas promesas de milagros. Ese dinero al final de cuentas termina en sus patrimonios personales en formas de casas, automóviles, yates y demás juguetes que el dinero de los feligreses puede comprar. En cambio, los "donantes" son los que siguen sufriendo por las cuantiosas cantidades de dinero que la secta pide. Y si se atreven a salirse de la congregación, son acosados y amenazados.
Yo siempre cambiaba de canal cuando veía esa publicidad. Una cosa era ser religioso y otra cosa totalmente diferente era ser fanático. No me interesaba para nada que unos payasos de una secta me vengan a vender o Reino de Deus de esa manera.
Hace algunas semanas, salió un reportaje del diario El Comercio donde se ponía al descubierto las estafas que los pastores de esa secta hacían para sacarle plata a los incautos fanáticos cegados por las ansias de salvación y buena suerte. Así como lo leen, la buena suerte. Como Dios es grande, tu diezmo o aporte también debe ser grande. Tu aporte será para que tu mala suerte salga de esta vida.
Yo pensaba que este tipo de prácticas ya habían desaparecido de los ámbitos religiosos. Yo pensaba que estas mentiras habían terminado hace muchos siglos atrás, cuando la Iglesia vendía la salvación a los fieles a través de una de las antiguas, pero famosas, bulas papales como la que inició el Papa León X en 1517, en la que se vendía indulgencias para recaudar dinero destino a la reconstrucción de la Basílica de San Pedro. O sea, la gente podía pecar todo lo que quería y tener asegurado el perdón divino porque pagó su reserva de su pedacito de cielo para cuando deje esta vida.
¡Qué tan ignorante puede ser la gente! ¡Y qué tan pendejos pueden ser quienes se aprovechan de los necesitados! ¿Desde cuándo se puede comprar el acceso al cielo? ¡Por favor! La Iglesia era muy poderosa en la Edad Media. Los Estados Pontificios tenían una estructura política, social, económica y militar como cualquier país de esa época. Su influencia era tan grande que todos los reyes antiguos deseaban tener a la Iglesia como aliada para poder llevar a cabo sus empresas de conquista del Nuevo Mundo.
Sin embargo, a pesar de que han pasado varios siglos, este tipo de prácticas aún se pueden encontrar en la actualidad como en el caso de la secta en cuestión. Los fieles (o debería decir personas ignorantes) son forzados a entregar dinero y bienes [1] [2] para que "Dios haga sus milagros en ellos"; de lo contrario, recibirían el castigo divino.
Los únicos que paran de sufrir son los dizque pastores que ni son brasileños sino peruanos mazamorreros que fingen su acento y que se enriquecen vendiendo falsos objetos milagrosos y falsas promesas de milagros. Ese dinero al final de cuentas termina en sus patrimonios personales en formas de casas, automóviles, yates y demás juguetes que el dinero de los feligreses puede comprar. En cambio, los "donantes" son los que siguen sufriendo por las cuantiosas cantidades de dinero que la secta pide. Y si se atreven a salirse de la congregación, son acosados y amenazados.
Yo opino que esa secta debe ser borrada de la faz de la Tierra. No hablan ni mierda de Dios y encima se dedican a robar.
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