sábado, 3 de octubre de 2009

Crónica de un concierto de Metallica

Metallica siempre ha sido sinómino de una gran banda con una larga trayectoria. Años atrás hubiera sido impensable para mí verlos en vivo: yo vivía en Perú y ellos nunca fueron, ni creo que vayan por ahora. La única posibilidad de verlos era aquí en los Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de que ellos anunciaron una gira por el país hace varios meses y que una de las sedes donde tocarían quedaba relativamente cerca de donde estudiaba, no me aventuré a comprar una entrada debido a que no tenía certeza de que para esa fecha, que se veía bastante lejana, yo estaría en Miami.

Ya me había olvidado por completo del asunto. No obstante, una posibilidad se abrió el lunes pasado cuando Fabián me preguntó si quería comprar sus entradas porque él no iría por encontrarse en Washington D.C. No podía negarme. Ésta podría ser la única oportunidad en mi vida para verlos en vivo y ¡a un par de metros del escenario! En ese momento se me vino a la mente un flashback del concierto de Linkin Park en Hong Kong. Esa vez yo también me encontraba a unos metros del escenario y sí que disfruté del concierto.

Yo venía de estar en el concierto de blink-182 y no esperaba ir a otro concierto en un lapso tan corto. Pero todo ocurrió muy rápido. El concierto era el jueves y yo debía darle una respuesta a Fabián lo antes posible. Mientras Fabián evaluaba la oferta que yo le hice por una entrada, yo buscaba con quién ir. Ir solo no era la voz. Pero ninguno a los que pregunté me podían acompañar: o tenían otros planes y ocupaciones, o no tenían el dinero o simplemente no les interesaba.

Fabián me había hecho una contra-oferta el martes: $150 por una sola entrada y $100 por entrada si le compraba las dos. Yo acepté. $150 por ver a Metallica en primera fila no es mala oferta. En Ebay habían personas que pedían más de $300. Así que al día siguiente lo llamé para decirle que yo iría solo y que me enviara una entrada. Si conseguía a otra persona interesada, lo llamaría para que me envíe la otra entrada.

Era miércoles en la noche y yo ya me encontraba listo para ir solo: tenía las baterías de las dos cámaras que llevaría cargadas (una para fotos y otra para videos), tenía las memorias de las cámaras limpias, tenía las cámaras seteadas, tenía la dirección del local y tenía cómo llegar. Solo me faltaba llegar.

Pero algo ocurrió el jueves a las 4:20 PM. En mi carro estaba llevando a unos tíos que llegaron a Miami de visita y les dije que no los iba a poder acompañar más tiempo porque dentro de poco estaría yendo a un concierto. Mi tío por no querer acompañar a dos mujeres para ir de compras me preguntó a qué concierto iba. Cuando le mencioné Metallica, me preguntó cuánto costaba la entrada y si aún se podía conseguir una. De inmediato llamé a Fabián para que me enviara la otra entrada y minutos más tarde estaba de vuelta en mi casa imprimiéndola.

El concierto se llevó a cabo en el Bank Atlantic Center en la ciudad de Fort Lauderdale. Llegamos temprano, a las 5:40 PM. Las puertas del coliseo abrían a las 6:00 PM, pero ya había una larga cola en la puerta para la zona del piso. Mientras esperaba, me compré un polo y me saqué esta foto:


Una vez pasados los controles de seguridad y con la cinta en la muñeca que distinguía los hinchas que habían comprado la entrada más cara, mi tío y yo fuimos a buscar una buena ubicación. La espera fue una tortura, no pasaba nada con los teloneros y, para colmo, la hacían larga.

Antes de que comience la presentación del primer telonero, nos encontramos con un grupo de peruanos en la zona donde estábamos. Y se dio a grosso modo el siguiente diálogo:

- Mi tío: ¿Ustedes son peruanos?
- Peruano: Sí.
- Mi tío: Nosotros también.
- Peruano: (mirándonos extrañado) ¡Qué raro, ah!

No sabía si reírme o no, pero ganas no me faltaban de contestarle "Te falta lleca, cholo. No me digas que nunca has visto a un chino y a un europeo peruanos. ¿Estás seguro de que eres peruano?"

- Peruano: ¿Ustedes son del club de fans?
- Yo: No.
- Peruano: ¿Entonces cómo hicieron para conseguir las entradas?

No sabía que para conseguir entradas en la zona floor había que pertenecer al club de fans, como si ese privilegio le perteneciera solamente a unos pocos privilegiados que realmente se hacían llamar fans. Pero allí estaba yo, en la zona exclusiva, en la mejor ubicación junto al escenario, donde están los hinchas acérrimos, los hinchas a muerte y los que darían cualquier cosa por estar cerca a Metallica. Allí estaba yo, en el mismo lugar que ellos, sin pertenecer al club de fans, sin ser un verdadero fan metalero, sin pertenecer a ese grupo de privilegiados en adquirir las primeras entradas, pero gozando de los mismos beneficios que toda esa "élite" metalera. ¡Qué buena fue esa conspiración del universo! Fue como si las entradas nos buscaran a nosotros para que estemos allí en ese día y a esa hora.

La presentación de Metallica empezó a las 9:30 PM y duró casi dos horas. Dos horas en las que disfruté de buena música y del espectáculo de luces y fuego. Además de tener que soportar a un grupo de fumones marihuaneros extasiados hasta el delirio e insensibilidad al dolor que no paraban de arruinarme las fotos porque se pusieron a poguear justo delante de mí. En unas cuántas ocasiones tuve que recurrir a la fuerza para mantener mi espacio. Lo curioso es que en ese grupo llegué a ver a un par de tíos de base 5 que de vez en cuando metían una que otra patada.

Después de todo fue una buena experiencia. La pasé bien, fui partícipe del cumplimiento de uno de los sueños de mi tío e incluso logré recoger una de las uñas para tocar guitarra que lanzó el segundo telonero Lamb of God (el primer telonero fue Gojira). ¿Qué más se podía pedir?


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