La administración del tiempo no es tarea fácil. ¿Cuántas veces nos hemos visto en una situación diciendo que no tenemos tiempo para culminar todo lo que empezamos? O simplemente vemos que nuestra bandeja o lista de tareas pendientes crece exponencialmente a pesar de que siempre estamos tratando de que sea lo contrario. Uno de los sistemas que llamó mi atención es la "Teoría de la Jarra de Pepinillos".
Ésta nos ayuda a visualizar nuestras prioridades, así como la cantidad y el tamaño de las tareas que pueden ser culminadas realísticamente en un día determinado. No hacen falta gráficos ni tablas; solo una simple técnica que te permite hacer más con menos estrés.
¿Cómo funciona?
Para planificar tu día, imagina que tienes una jarra vacía de pepinillos.
- Coloca tres o cuatro rocas grandes dentro de la jarra.
- Luego inserta un manojo de piedras pequeñas.
- Seguidamente, llena la jarra con arena.
- Finalmente, llena los espacios vacíos con agua.
Hay muchas cosas dentro de la jarra, pero no se trata de los objetos dentro de ella, sino del orden y el volumen de cada tipo de objeto. Si insertamos los objetos invirtiendo el orden, no habría espacio para las rocas grandes; ¡menos aún si consideramos los imprevistos!
Del mismo modo, en el caso de nuestras labores, es bueno comenzar el día identificando tres o cuatro tareas de alta prioridad que necesitan ser finalizadas (rocas grandes), una lista de asignaciones de menor prioridad como emails, seguimientos, etc. (piedras pequeñas) y tareas rutinarias (arena). Pero no hay que olvidar que debe haber espacio para ti y tu familia (agua).
¿Por qué el método funciona?
Nuestro día tiene un tiempo limitado y la jarra solo tiene espacio para unas cuantas rocas. Por lo tanto, éstas (tareas de alta prioridad) deben ser las primeras en ser colocadas dentro de la jarra; luego todo lo demás. Nuestro día a día debe ser diseñado en torno a la forma en la que llenamos la jarra.
Cuando uno termina sus tareas de alta prioridad y regresa a casa, la cabeza regresa también a casa y no se queda en el trabajo pensando en las cosas que no se hicieron o no se terminaron. De esta manera se termina el día libre de preocupaciones.
Personalmente, creo que vale la pena intentarlo. Pero, eso sí, se requiere voluntad para ponerlo en práctica constantemente y no caer en distracciones.
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Personalmente, creo que vale la pena intentarlo. Pero, eso sí, se requiere voluntad para ponerlo en práctica constantemente y no caer en distracciones.
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