sábado, 30 de octubre de 2010

La teoría de la jarra de pepinillos

La administración del tiempo no es tarea fácil. ¿Cuántas veces nos hemos visto en una situación diciendo que no tenemos tiempo para culminar todo lo que empezamos? O simplemente vemos que nuestra bandeja o lista de tareas pendientes crece exponencialmente a pesar de que siempre estamos tratando de que sea lo contrario. Uno de los sistemas que llamó mi atención es la "Teoría de la Jarra de Pepinillos".


Ésta nos ayuda a visualizar nuestras prioridades, así como la cantidad y el tamaño de las tareas que pueden ser culminadas realísticamente en un día determinado. No hacen falta gráficos ni tablas; solo una simple técnica que te permite hacer más con menos estrés.

¿Cómo funciona?

Para planificar tu día, imagina que tienes una jarra vacía de pepinillos.
  1. Coloca tres o cuatro rocas grandes dentro de la jarra.
  2. Luego inserta un manojo de piedras pequeñas.
  3. Seguidamente, llena la jarra con arena.
  4. Finalmente, llena los espacios vacíos con agua.
Hay muchas cosas dentro de la jarra, pero no se trata de los objetos dentro de ella, sino del orden y el volumen de cada tipo de objeto. Si insertamos los objetos invirtiendo el orden, no habría espacio para las rocas grandes; ¡menos aún si consideramos los imprevistos!

Del mismo modo, en el caso de nuestras labores, es bueno comenzar el día identificando tres o cuatro tareas de alta prioridad que necesitan ser finalizadas (rocas grandes), una lista de asignaciones de menor prioridad como emails, seguimientos, etc. (piedras pequeñas) y tareas rutinarias (arena). Pero no hay que olvidar que debe haber espacio para ti y tu familia (agua).

¿Por qué el método funciona?

Nuestro día tiene un tiempo limitado y la jarra solo tiene espacio para unas cuantas rocas. Por lo tanto, éstas (tareas de alta prioridad) deben ser las primeras en ser colocadas dentro de la jarra; luego todo lo demás. Nuestro día a día debe ser diseñado en torno a la forma en la que llenamos la jarra.

Cuando uno termina sus tareas de alta prioridad y regresa a casa, la cabeza regresa también a casa y no se queda en el trabajo pensando en las cosas que no se hicieron o no se terminaron. De esta manera se termina el día libre de preocupaciones.

Personalmente, creo que vale la pena intentarlo. Pero, eso sí, se requiere voluntad para ponerlo en práctica constantemente y no caer en distracciones.

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