Es bien conocido que la tasa de desempleo en los Estados Unidos está entre 9 y 10% desde hace ya buen rato según las estadísticas oficiales (ver ilustración).
Sin embargo, luego de conversar con dos personas en las últimas semanas, llegué a la conclusión de que estos numeritos podrían están un poco inflados.
Si bien es cierto que es posible afirmar que la economía estadounidense ha mejorado levemente si comparamos las cosas con, digamos, hace dos años, el gobierno del Presidente Barack Obama ha estado ofreciendo muchos, demasiados diría yo, incentivos para reactivar la economía nacional. Pero, a pesar de todos estos esfuerzos, lo único que se ha generado en muchos casos es una falsa sensación de bienestar temporal.
¿Por qué digo esto?
Los incentivos tienen por finalidad promover el consumo interno que, a su vez, debería reactivar la producción interna. El esquema es simple: hacer que crezca la demanda para así hacer crecer también la oferta. De esta manera, los consumidores estarían más dispuestos a gastar su platita y los productores tendrían más trabajo por hacer, se generaría más empleo, se reduciría la tasa de desempleo, etc, etc, etc. Todos felices al final de cuentas en un mundo ideal. Pero, ¿qué pasará cuando se acaben los incentivos? Se acabará también el consumo y, según dicen los pesimistas, Estados Unidos caerá mucho más bajo que ese fatídico día de agosto del 2008 donde el Gobierno Federal tuvo que intervenir para que varias de las grandes corporaciones no se fueran al diablo.
Asimismo, he visto una tendencia algo interesante: las empresas están haciendo lo posible para ahorrar costos en términos de contratación de personal. No todas, pero muchas andan con esta nueva "filosofía". En teoría, debería haber trabajo al aumentar la demanda de consumo, pero muchas empresas quieren cubrirla con el personal con el que cuenta, evitando en lo posible contratar más gente para su fuerza laboral. Es decir, debería haber trabajo, pero muchas empresas no lo quieren ofrecer.
Pero volvamos al título de este artículo y a las conversaciones que mencioné párrafos más arriba. Un empleado que ha sido despedido puede considerarse que se encuentra desempleado por motivos ajenos a su persona: desempleado involuntario. ¿Cuál sería la reacción "normal" en una persona que acaba de perder su trabajo? Buscar otro inmediatamente.
No obstante, en Estados Unidos, a los que han sido despedidos debido a que no había trabajo para ellos, el Gobierno les una pensión temporal cuyo valor asciende al 60% del sueldo/salario que recibía mientras se encontraba empleado. La duración de estos beneficios es de 26 semanas, extendibles por 13 semanas más si el/la susodicho(a) no consigue otro empleo dentro del lapso de tiempo inicial.
Para recibir estos beneficios, el empleado debe demostrar que ha sido despedido por causas ajenas. Si, en cambio, cae dentro de una de las siguientes categorías, sería automáticamente descalificado para recibir los beneficios del gobierno:
- Renuncia voluntaria
- Despedido por mala conducta
- Renuncia debido a enfermedad
- Renuncia por matrimonio
- Trabajador independiente
- Envuelto en una disputa laboral
- Asistiendo a escuela
Cuando un trabajador solicita al gobierno los beneficios del desempleo, el gobierno envía una carta-formulario al empleador pidiendo la corroboración de los datos del empleado solicitante y la justificación de la razón de su cese. Yo he estado una vez en el lugar del empleador llenando uno de esos formularios para un empleado recientemente cesado. Puedo decir que, desde la posición de Recursos Humanos, el empleador tiene el poder absoluto de apoyar o no al empleado en la moción. Si el empleador quiere joder al empleado recientemente despedido, solo le basta marcar en el formulario que el empleado ha sido despedido por una de las razones arriba mencionadas. Por el contario, si el empleador es buena gente y desea darle una mano, solo debe seleccionar la opción que dice que el empleado ha sido cesado debido a falta de trabajo.
Ante esta situación, muchos recientemente desempleados no se apresuran en buscar un trabajo nuevo. Por el contrario, muchos de ellos aprovechan estas "vacaciones" para hacer otras cosas y, en muchos casos, encontrar trabajitos temporales que les proporcione un ingreso adicional a los beneficios del desempleo. Estos trabajitos adicionales no son reportados en la declaración de impuestos ni mucho menos son reportados a la agencia que les está "pagando" por estar "desempleados".
Esto último me fue confirmado en las últimas dos semanas luego de conversar con dos personas (una que se encontraba y otra que aún se encuentra en la situación descrita). La primera persona me dijo que estuvo recibiendo los beneficios del gobierno durante un año y que al comienzo ni se preocupó por conseguir un trabajo estable porque el gobierno le estaba pagando por su desempleo. La segunda persona me dijo que estaba haciendo mucho más dinero así: trabajando independientemente, no declarando los ingresos y recibiendo ayuda financiera del gobierno.
Por lo tanto, concluyo que las estadísticas de desempleo mostradas al inicio no reflejan muy bien la realidad actual del país. Quizás un 10% de la fuerza laboral del país se encuentre recibiendo beneficios de desempleo. Pero estoy más que seguro que, de ese 10%, muchos siguen ahí por elección propia más que por la situación económica.
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