Luego de más de siete años de la invasión estadounidense a Iraq, finalmente el último batallón de combate se retiró de aquel país. Aunque esto no es tan cierto porque todavía queda un contingente de 50000 soldados aproximadamente, solo que con un nombre más "pacífico": tropas de soporte. Francamente, la guerra no ha terminado.
Recordemos que la administración del ex-presidente George Bush ordenó la invasión de Iraq con el falso pretexto de que el aquel entonces presidente iraquí, Saddam Hussein, tenía armamento de destrucción masiva que compartía con los terroristas de Al-Qaeda. Está más claro que el agua que la razón principal de la invasión nunca fue dicho armamento, que los iraquíes no tenían ni nunca han tenido, sino asegurar las reservas de petróleo para el consumo estadounidense porque aquel recurso no renovable ya se está agotando.
Luego de más de siete años de guerra, el balance final está compuesto por los siguientes números:
- más de 4400 soldados estadounidenses muertos en combate,
- decenas de miles de soldados estadounidenses mutilados o heridos,
- un estimado de al menos 100 mil civiles iraquíes muertos,
- decenas de miles de soldados iraquíes y militantes muertos,
- el costo de la guerra fue de unos 750 mil millones de dólares, un número 15 veces mayor al estimado inicial de 50 mil millones de dólares.
El resultado es visiblemente trágico para ambas partes. La imagen del país norteamericano resultó gravemente dañada. Se logró sacar al tirano dictador Saddam Hussein del poder, pero ¿a qué precio? Violencia y bombardeos diarios, y un gobierno disfuncional que no puede ni proveer electricidad para un pueblo que sufre las consecuencias de una guerra sin sentido y en la que nunca pidió entrar. ¿Valió la pena? ¡Claro que no!
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