"Un título (universitario) no significa un buen empleado", así comienza el título de un artículo publicado el lunes 11 de marzo del 2013 en el diario Gestión. ¿La razón? "El título universitario se está volviendo el nuevo diploma de preparatoria: el nuevo mínimo exigido, aunque caro, para ganarse incluso el trabajo de menor nivel." Y es que hoy en día hay tantos alumnos que egresan de los centros de educación superior que es difícil encontrar entre los egresados a una persona innovadora y eficiente. La educación superior se ha convertido en un negocio lucrativo para las casas de estudio, pero su calidad de la enseñanza no siempre se encuentra reflejado en el nivel de desempeño de los profesionales recién egresados. Incluso es bastante común que los estudiantes se tomen más tiempo de lo normal para culminar sus estudios.
Ante esta situación, la contratación de personal joven y nuevo para las empresas debe estar enfocada localizar en los postulantes los atributos asociados al buen desempeño. Sin embargo, surge la pregunta: ¿y dónde quedaría el título universitario en este proceso?
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