Solo hay dos cosas por las que preocuparse:
si estás bien o si estás enfermo.
Si estás bien, entonces no hay de qué preocuparse.
Si estás enfermo, hay dos cosas por las que preocuparse:
si te vas a mejorar o si te vas a morir.
Si te mejoras, no hay de qué preocuparse.
Si te mueres, hay dos cosas por las que preocuparse:
si vas al cielo o al infierno.
Si vas al cielo, no hay de qué preocuparse.
Pero si vas al infierno,
estarás tan ocupado saludando a tus amigos
que no tendrás tiempo para preocuparte.